El Instituto de Medicina Forense de Córdoba envió un informe especializado al Equipo Fiscal Especial que investiga el femicidio de Cecilia Strzyzowski, donde despejaron dudas acerca de cómo y durante cuánto tiempo habría sido incinerado el cuerpo de la joven de 28 años.
En el escrito, que llegó a manos del equipo integrado actualmente por Nelia Velázquez y Jorge Gómez -Cáceres Olivera está de licencia-, donde el Servicio de Antropología Forense analizó minuciosamente los restos óseos de una única persona adulta hallados en Campo Rossi y en el Río Tragadero, determinaron que los huesos se encuentran “completamente esqueletizados y no hay ningún rastro de tejido blando”.
“La gran mayoría de ellos están completamente calcinados y sólo muy pocos están carbonizados”, indica el informe que llegó a Resistencia tras la última noticia respecto a la imposibilidad de determinar el ADN de los restos debido al deterioro que presentaban por la fuerte exposición al fuego, agua y sol durante varios días.
Los especialistas afirmaron que las fracturas de los huesos no fueron asociadas a ningún tipo de acción previa al efecto del fuego, y que los quiebres pudieron darse por el enfriamiento, la fragilidad de los mismos y al ser manipulados durante el traslado de un lugar a otro -desde Campo Rossi hasta el Río Tragadero, lugar donde fueron hallados en un lecho-.
Además, indicaron en la misiva dirigida a la fiscal Nelia Velázquez que, acorde a las distintas bibliografías consultadas acerca de experimentos en piras funerarias y hornos crematorios, para que un cuerpo logre la calcinación total debe ser expuesto a temperaturas mayores a 800°C y arrojar un color blanquecino.
Es aquí cuando diferencian el tiempo: en los hornos crematorios, un cuerpo es consumido totalmente tras pasar entre una hora y media o dos a la temperatura mencionada; mientras que en caso de una incineración a cielo abierto y con el cadáver expuesto a distintas variables -asociado al concepto de pira-, la duración del fuego debería haber sido de entre 12 a 14 horas.
En este sentido, los expertos resaltaron que las dimensiones habituales de la superficie de una pira funeraria se ubican en torno a los 2,5 metros de largo, y 1,5 metros de ancho. Para este caso en específico, la hipótesis manejada es que el cuerpo de Cecilia Strzyzowski podría haber sido quemado durante 6 o 7 horas, y luego haber quedado a la exposición de las brasas durante otras 6 o 7 horas más, lo que profundizó el deterioro.
De esta manera, el equipo cordobés resaltó: “Si además los huesos fueron trasladados junto con las cenizas hasta el río donde fueron encontrados, pudieron haber esperado que se enfriaran completamente, por lo que se dejó que el fuego se apague o se lo apagó de una vez con agua en el río o en el lugar, cuando los huesos estuvieron completamente calcinados”.
Para este tipo de experimentos con piras, la cantidad de leña utilizada rondó los 700 a 900 kilos. A pesar de afirmar que para esta situación en particular se desconoce qué variables fueron utilizadas, fueron contundentes al concluir que “el tiempo -de calcinación- fue mucho mayor que tres horas”.
Por último, los antropólogos continuaron con la disposición para aportar mayores datos y manifestaron haber consultado a expertos en Francia y Canadá acerca de experimentaciones en piras funerarias. Como mayor aporte para la causa Strzyzowski, adjuntaron una imagen de un esqueleto humano con la superposición de las fotos correspondientes a los huesos humanos identificados, para así obtener una mejor imagen de la ubicación de los mismos.
Este informe científico, además de proveer conocimientos y evidencias para el abultado expediente, resalta todavía más la estrategia de encubrimiento e intento de remover cualquier tipo de evidencia en el supuesto femicidio. Por tal, los supuestos encargados de haber mantenido el fuego que quemaba el cuerpo de Strzyzowski durante el tiempo que resaltaron los especialistas, serían Gustavo Melgarejo y Griselda Reynoso, quienes se desempeñaban en la “chanchería” de los Sena como caseros y quienes desde un principio fueron apuntados como los autores de haber arrojado leña -urunday, específicamente- a la zona ígnea.
Fuente diario chaco