Lucero, conocido por su historia de superación después de un infarto en el año 2011, había escalado el Aconcagua en numerosas ocasiones, incluso llevando a su perro en una ascensión, demostrando su dedicación y amor por la montaña.
En una comunicación telefónica con Pedro Cacivio, un destacado montañista y andinista, dialogó con Radio Sudamericana sobre la muerte de tres andinistas en el cerro Marmolejo. Cacivio tiene múltiples ascensos al Aconcagua y otras montañas de gran altitud, y compartió sus conocimientos y reflexiones sobre la reciente tragedia en el cerro Marmolejo, ubicado en la frontera entre Argentina y Chile.
La conversación se centró en explicar la complejidad de la escalada en el cerro Marmolejo, destacando los desafíos asociados con los glaciares, las grietas y las condiciones climáticas extremas. Cacivio detalló la importancia de la preparación técnica y el equipamiento adecuado, así como la necesidad de precauciones adicionales al atravesar glaciares y enfrentarse a vientos intensos.
LAS VÍCTIMAS
El guía de montaña Ignacio Lucero (50), fue encontrado sin vida en la Cordillera de los Andes, en el límite entre Chile y Argentina, junto al intendente de la localidad pampeana de San Martín, Raúl Espir, y el escribano Sergio Bernardo.
En la entrevista se abordó la naturaleza cambiante de las montañas y la imprevisibilidad de factores como las avalanchas y los puentes de nieve, que pueden llevar a situaciones trágicas. Casivio subrayó que, a pesar de la experiencia y la habilidad de los montañistas, los accidentes pueden ocurrir debido a la naturaleza impredecible de la montaña.
“Se ha confirmado que cayeron a la grieta pero tienen que ver cómo fueron arrastrados a ella, si cayeron por un puente o si el mismo viento los arrastró. En la montaña uno se enfrenta a vientos que son realmente fuertes, de 150 km/h, las temperaturas son de menos de 40 grados y muchas veces el viento embolsa a la gente. Tiene mucho que ver el estado físico y mental del andinista para enfrentar una situación así”, dijo
LA HISTORIA DE LUCERO Y SU PERRO “ORO”
Ignacio Javier Lucero, quien lamentablemente perdió la vida en el accidente, era un montañista experimentado y con más de 45 cumbres en el Aconcagua y varias expediciones a los Himalayas.
Fue en 2011 cuando, a 7700 msnm, en el cerro Manaslu (8163 msnm), lo sorprendió un infarto. En “la montaña de los espíritus” de Nepal, Lucero supo que nadie podría ayudarlo: durante casi tres días y con hipoxia cerebral, descendió solo hasta el campamento base.
“Era una persona que se hacía querer mucho y tenía un compañero particular, su perro llamado Oro. El perro fue quien lo sacó de una depresión total cuando tuvo un infarto en 2011, le habían dicho que nunca más iba a poder subir una montaña y pudo hacerlo con ayuda de su perro. Ignacio era un experto en la montaña, extremadamente preparado y capacitado. Para que a él le pasara esto lo más probable es que uno de sus clientes haya caído y que él no haya tenido el tiempo suficiente para anclar, pero bueno, eso es algo que se está viendo. Él era un tipo preparado incluso para sacar gente de la grieta, pero bueno quizás el accidente lo traumatizó y no pudo reaccionar, no lo sabemos”, dijo Casivio.
El perro –el primer can de trabajo en el Aconcagua– era el que “empujaba” cuesta arriba. Entrenado para tirar a través de un arnés, Oro le daba la energía que Nacho necesitaba para subir, tanto cuando hacía andinismo como cuando practicaba esquí de travesía. El perro guía usaba mochila, botas dobles para nieve y crampones.
“Sin Oro, yo sería casi un discapacitado. Con él soy superpoderoso. Tengo otra velocidad, otra fuerza, otra potencia, otros sentidos, porque tengo el alcance de su vista y su olfato. Nos potenciamos. Un día, mi sobrina me preguntó cómo se llamaba e inconscientemente dije: ‘Oro’. Y está bien ese nombre, por su pelaje y por la relación conmigo”, contó Lucero en 2017, durante una entrevista televisiva.
Oro murió en noviembre de 2020. “Nos hicimos tanto bien. ¡Mi compañero!”, escribió Lucero en su perfil de Instagram. Al año siguiente, nacería Salvador, el hijo de Nacho, a quien definía como su “samurái”.
En 2019, Lucero volvería a los Himalayas, donde logró hacer cumbre en el Gasherbrum II, de 8035 msnm. Fue su mayor cima y lo hizo sin oxígeno suplementario.
En 2021 realizó una expedición en solitario al Broad Peak (8051 msnm) y el año pasado volvió al Manaslu, en Nepal, el lugar “del antes y el después” en su vida.