El deterioro del poder adquisitivo de los usuarios mermó la demanda y es cada vez más difícil el día a día para estos trabajadores del volante
La nueva suba de las naftas y el diésel alcanzó un ciento por ciento en los últimos 30 días, y su impacto no solo se refleja en los costos de la logística de todos los productos de la economía: además incide directamente sobre la rentabilidad de quienes se dedican a prestar el servicio de remises y taxis, ya que afecta la rentabilidad y obliga a hacer equilibrio respecto de los márgenes de ganancia para no asfixiar a una ya castigada demanda.
SITUACIÓN MUY DELICADA
Pedro Amarilla, titular de la Unión de Trabajadores Remiseros del Chaco, explicó que “para los trabajadores del volante, la situación es mucho peor que la de septiembre y octubre. Hoy el costo de salir está en $15.000 de alquiler del auto por día, $5000 de pago de la base y 6000 a 7000 pesos para cargar unos 10 litros de nafta y recorrer 150 kilómetros. Con el paro de colectivos fue noticia que un viaje en remís a barrios alejados del centro anda en 6000 pesos. Y es lo que sale un kilo de carne. Los aumentos de todos los productos hacen mella en nuestra actividad”.
Sobre cuánto cuesta mantener un vehículo en condiciones y el cálculo de rentabilidad, Amarilla detalló: “Una visita al mecánico fácilmente sale 20.000 a 30.000 pesos. Un cambio de aceite y filtro ronda los $75.000. La tarifa mínima de remís está en 900 pesos; algunas empresas la cobran $800, pero muchos coches se han abierto porque no alcanzan a cubrir costos con ese valor. La mínima se calcula tomando en cuenta en valor de un litro de combustible, por lo que creo que en estos días puede haber novedades sobre incrementos. Tenemos un permanente debate sobre las tarifas, ya que nadie quiere aumentar para no perder usuarios, pero la situación nos obliga”.
“Además, la demanda bajó un 70 %. Hoy la expectativa es que en una hora de trabajo salga una mínima, así estamos. Si antes había que trabajar 14 horas al día para sacar algo, hoy con estos valores hay que pensar en 20 horas, es una barbaridad”, indicó.
Respecto del parque automotor, el referente local comentó que “en los últimos años hay una baja sostenida, ya que poner un auto en la calle no es rentable como antes. Además sufrimos la competencia desleal de las aplicaciones, que son ilegales, mantienen en el anonimato a los choferes, no pagan habilitaciones y nadie las controla en la práctica. De 1300 unidades pasamos a 300 trabajando actualmente en Resistencia y a 500 si sumamos los remises de Fontana, Barranqueras y Puerto Vilelas. Es imposible renovar el automóvil, por los precios y por la falta de crédito”.
Acerca de los pasos que seguirán para que sus reclamos sean escuchados, Amarilla señaló: “Como organización gremial pedimos audiencia al gobernador Leandro Zdero para presentarle un proyecto que brinde soluciones a nuestro rubro y beneficie a toda la comunidad teniendo en cuenta la naturaleza del servicio que prestamos. Somos generadores de trabajo, y en esta situación económica caótica no se puede abandonar al pueblo”.