“Ayer lunes dejó de llover, pero las calles siguen muy mal y las zanjas pluviales siguen repletas de agua”, cuenta Jorge Romero, vecino del club Luján, en la populosa zona delimitada por las avenidas Sabín y Falcón, y las calles Los Lirios y Las Orquídeas, en Villa Río Negro.
“Si llueve 15 minutos de vez en cuando el agua se va más o menos rápido, pero con tormentas más grandes o con varios días de lluvia, el agua directamente empieza a entrar en las casas. Ahora en las zanjas ya se puede ver pulular a los mosquitos, y hasta mojarritas hay”. El vecino le pone humor, pero agrega otro agobio: “Ahora que va a subir la temperatura, seguro se van a venir los mosquitos, y acá este año nunca vimos una fumigación, así que también estamos temiendo al dengue”.
No acaban allí los problemas: “Otra cosa que nos preocupa mucho es la falta de iluminación. El año pasado, para las elecciones, pusieron algunos faroles. Pero con las tormentas se han roto, otros se los han robado, y nunca se repararon ni se repusieron. Y ahora que amanece más tarde y la noche cae más temprano es un drama para transitar, con las calles en mal estado”, abunda Jorge.
La inseguridad se agrega al asunto: “A la mañana, muchos padres tienen que acompañar a sus hijos a la parada del 9, porque ya hubo varios casos de robos de celulares a los chicos. Y para el que vuelve tarde a la noche, peor, con la poca presencia policial que hay”.
Los pobladores reclaman que el municipio o las reparticiones correspondientes se hagan cargo de mejorar el estado de las calles, de las luminarias, y de la seguridad de un barrio que, a veinte cuadras de la plaza central, sufre la falta de servicios básicos para una vida digna.