El montañista Pedro Cacivio hizo un balance de su carrera deportiva con tres décadas de escaladas y exploración

Pedro Cacivio, un experimentado andinista y montañista, ha dedicado los últimos 30 años a explorar las alturas. Su travesía comenzó con fines científicos, investigando anfibios y reptiles en la herpetología. “Trabajaba en lugares de montaña, como San Antonio de los Cobres en Salta, y siempre surgía la duda de qué había más arriba”, comentó Cacivio en diálogo con Noticiero 9.

 

Pedro Cacivio, un experimentado andinista y montañista, ha dedicado los últimos 30 años a explorar las alturas. Su travesía comenzó con fines científicos, investigando anfibios y reptiles en la herpetología. “Trabajaba en lugares de montaña, como San Antonio de los Cobres en Salta, y siempre surgía la duda de qué había más arriba,” comentó Cacivio.

La curiosidad y la pasión por descubrir lo desconocido lo llevaron a equiparse y aprender sobre aclimatación para enfrentar las condiciones extremas de altitud. Comenzó escalando cerros de 5000 y 6000 metros, y en 2014, logró su primera cumbre en el Aconcagua, a 6962 metros. “Esa experiencia cambió por completo mi visión de la montaña,” admitió Cacivio, quien desde entonces ha alcanzado la cumbre del Aconcagua en nueve ocasiones.

Cacivio describe la montaña como un desafío constante y una fuente de aprendizaje. “Los grandes descubrimientos nacen desde la duda. ¿Qué hay más allá?” Reflexionó, enfatizando que su trabajo ha revelado hallazgos sorprendentes a gran altura, incluyendo especies que se consideraban extintas.

Su primera ascensión al Aconcagua fue un hito no solo por el logro en sí, sino por la forma en que la realizó. “No llevé guías, ni mulas, acarreé todo mi equipo yo mismo,” recordó. Esta independencia en su ascenso le permitió formar un vínculo especial con la montaña, enfrentando condiciones extremas como temperaturas de menos 40 grados y vientos de 120 km/h.

Una de las experiencias más marcantes de Cacivio fue en 2014, durante su primer ascenso al Aconcagua. A 6700 metros de altura, se encontró con un alpinista ruso en grave peligro. “Decidí bajarlo por mi cuenta, a pesar de las recomendaciones en contra de la patrulla de rescate,” relató. Este acto de valentía y determinación le ganó el respeto de la patrulla de rescate del Aconcagua, con quienes ha colaborado desde entonces.

Para Cacivio, la montaña es más que un desafío físico; es una forma de vida y una fuente de renovación. “La Aconcagua es mi psicólogo,” dijo, refiriéndose a cómo las expediciones le permiten liberar el estrés y recargar energías para el año. “No me importa la cumbre. Disfruto el proceso de hacer andinismo y estar en la montaña,” precisó.

Cada expedición es única, y Cacivio subraya la importancia de respetar la montaña. “La montaña es la que decide cuándo puedes hacer algo,” afirmó, señalando que las condiciones cambian constantemente y siempre hay que estar preparado para adaptarse.

A lo largo de su carrera, Cacivio ha aprendido que cada ascenso requiere entrega y respeto. “Nunca vuelves siendo la misma persona,” concluyó, destacando que las experiencias en la montaña tienen un impacto profundo y transformador.

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