La ciudad de Resistencia enfrenta una situación alarmante en cuanto al tránsito, especialmente con el uso de motos, que parecen estar fuera de cualquier tipo de control por parte del municipio. Todos los días, las calles de la ciudad se convierten en un escenario caótico donde la imprudencia y la falta de regulación ponen en riesgo la vida de los ciudadanos.
Uno de los problemas más graves es la presencia de motos que circulan con excesos de pasajeros, en algunos casos transportando hasta cinco o seis personas. Es común ver a conductores que, sin casco, llevan a niños, bebés e incluso personas tomando mates mientras conducen. Para agravar la situación, muchos motociclistas manipulan sus celulares mientras manejan, aumentando el riesgo de accidentes.
Además, estas motos suelen carecer de luces y circulan en sentido contrario, lo que incrementa peligrosamente la probabilidad de colisiones. No respetan los semáforos ni las señales de tránsito, y a menudo se lanzan a toda velocidad sin considerar su turno o el flujo de vehículos. Esta conducta temeraria no solo pone en riesgo a los propios motociclistas, sino también a peatones y otros conductores, generando accidentes a diario.
La falta de control por parte de las autoridades municipales no solo provoca un caos en el tránsito, sino que también tiene un impacto directo en la salud pública. Los accidentes que ocurren por estas prácticas imprudentes demandan un gasto innecesario en el sistema de salud local, especialmente en el hospital, donde se atienden diariamente casos que podrían haberse prevenido con una mayor regulación y control.
Como también carecen de papeles que exigen para el manejo de las mismas.
Es urgente que el municipio tome cartas en el asunto, implementando medidas de control más estrictas y realizando campañas de concientización para evitar que el tránsito en Resistencia continúe siendo un peligro constante para todos sus habitantes. La seguridad vial debe ser una prioridad para proteger la vida de quienes transitan por las calles de la ciudad y para evitar el derroche de recursos en accidentes que se podrían prevenir.