Estacionamiento medido en Resistencia: otro golpe al bolsillo en plena crisis
La implementación del estacionamiento medido en Resistencia, con tarifas entre $400 y $700 por hora, ha desatado la indignación de los vecinos, especialmente de los trabajadores y comerciantes. En medio de una economía asfixiante, esta medida parece ser un nuevo ataque al bolsillo ciudadano, mientras los problemas estructurales de la ciudad siguen desatendidos.
Un comerciante que trabaja ocho horas diarias, de lunes a sábado, deberá destinar más de $130.000 al mes solo para estacionar su vehículo. Una cifra que supera incluso el costo de un seguro de alta gama, pero sin ofrecer ninguna garantía. ¿Qué protección brinda el municipio a los vehículos estacionados en la vía pública? Ninguna. El estacionamiento medido es únicamente una herramienta recaudatoria, sin retorno visible en beneficios para la comunidad.
La indignación crece porque mientras el municipio busca recaudar más, los servicios esenciales siguen en estado crítico.
- Calles intransitables y sin mantenimiento: Muchos barrios enfrentan calles anegadas por la falta de sistemas de drenaje, dejando a los vecinos sin poder salir de sus hogares durante días.
- Falta de limpieza y pastizales altos: Con las lluvias, crece el riesgo de enfermedades como el dengue por la proliferación de mosquitos.
- Moratorias inexistentes: En años anteriores, los contribuyentes contaban con beneficios o facilidades para regularizar impuestos; este año, no hubo anuncios ni incentivos.
A esto se suma un transporte público deficiente que no cubre zonas clave, lo que obliga a muchos ciudadanos a usar sus vehículos particulares, ahora con un costo extra que amenaza con ser insostenible.
Recaudación sin mejoras visibles
Los vecinos cuestionan: ¿dónde está el dinero de los impuestos? Las calles deterioradas, semáforos que no funcionan y la falta de iluminación en avenidas y barrios muestran que la recaudación no se traduce en mejoras palpables. La realidad diaria incluye embotellamientos constantes, accidentes vehiculares y robos a plena luz del día.
En vísperas de las fiestas, la medida llega como un “regalo” envenenado. En lugar de aliviar la carga impositiva, la municipalidad impone una nueva obligación económica a familias, trabajadores y pequeños comerciantes. Todo esto en un contexto donde los impuestos ya han aumentado hasta un 300% en lo que va del año.
Las redes sociales y los medios locales son testigos del enojo popular. “Esto no es un servicio, es un robo a mano armada”, expresó un comerciante del microcentro. La ciudadanía no solo rechaza el estacionamiento medido, sino que exige una gestión que priorice el bienestar colectivo antes que la recaudación.
Con esta medida, la administración de Roy Nikisch confirma lo que muchos temían: el estacionamiento medido no es más que otra carga para los trabajadores de Resistencia, en un contexto donde los servicios públicos están al borde del colapso.