Desde el momento de la misa privada con los cardenales hasta la oración del Regina Coeli, el domingo al mediodía, y un encuentro con periodistas en el Vaticano el próximo lunes a la mañana, sus acciones, gestos y palabras serán estudiadas al milímetro, en un intento de calibrar cómo será su mandato.
En su primer discurso ante la multitud reunida en la Plaza de San Pedro este jueves 8 de mayo por la noche, el nuevo Papa siguió el ejemplo de su predecesor, Francisco, con un llamado a la paz: “Ayúdennos, y ayúdennos unos a otros, a construir puentes a través del diálogo, a través del encuentro, para unirnos como un solo pueblo, siempre en paz. Debemos buscar juntos cómo ser una Iglesia misionera, una Iglesia que construye puentes, que dialoga, que está siempre abierta” , dijo.
El flamante pontífice enfrenta una tarea muy compleja porque debe intentar unir a una Iglesia separada en diferentes bloques y, al mismo tiempo, tratar problemas como las guerras y los escándalos de los sacerdotes acusados de abusos sexuales.
Como cardenal Prevost, el nuevo Papa había dejado clara su postura a favor de los pobres y criticado las políticas antiinmigrantes del presidente estadounidense Donald Trump, pero ahora, desde la máxima posición que ocupa dentro de la Iglesia católica, deberá estudiar cuidadosamente cada decisión que tome, porque todos los ojos estarán fijos en él y las comparaciones con Francisco serán inevitables.
El candidato del consenso y una continuidad “suave” de Francisco
La multitud mostró su entusiasmo este jueves 8 de mayo cuando una columna de humo blanco se elevó hacia el cielo desde la chimenea de la Capilla Sixtina para indicar que finalmente se había elegido un nuevo Papa. “Es una sensación increíble”, dijo Joseph Brian, un chef de 39 años de Belfast, Irlanda del Norte, que viajó con su madre a Roma para el espectáculo. Y agregó: “No soy una persona demasiado religiosa, pero estar aquí con toda esta gente me dejó atónito”.
Con la elección de Prevost, aseguraron los expertos, los cardenales eligieron la continuidad con el difunto Francisco, un progresista que cambió la Iglesia durante sus doce años de papado. No se sabe cuántas votaciones fueron necesarias para elegir a León XIV, pero el cónclave siguió la historia reciente y concluyó en menos de dos días.
“Es un candidato de consenso moderado que se inscribe en una continuidad suave, una continuidad gentil con el Papa Francisco, que no alejará a los conservadores” , explicó Francois Mabille, investigador del centro de estudios IRIS y autor de un libro sobre la estrategia del Vaticano. “Al menos, no los ha alejado”, aclaró.
Pero Mabille predijo un estilo más cauteloso que el de Francisco, cuyas declaraciones a veces tomaban por sorpresa incluso a sus compañeros eclesiásticos de mayor rango. “Es un éxito póstumo del Papa Francisco, con sin duda algunos acentos diferentes y una encarnación del papel pontificio”, afirmó. “No creo que encontremos en él las declaraciones a veces divisivas de Francisco ni críticas igualmente virulentas al liberalismo”.