Las negociaciones salariales que caracterizan al tramo final del verano generan varios frentes de conflicto que el gobierno buscará resolver en las próximas horas para garantizar un inicio de marzo relativamente “normal”.
Es que al inicio de las negociaciones paritarias con los sindicatos docentes (ver página 5) se sumó en las últimas horas la tensión en el transporte público de pasajeros, uno de los pilares en el transporte de alumnos y educadores hacia las instituciones.
El complejo escenario terminó por configurarse ayer. Durante buena parte de la mañana, empresarios y representantes de los trabajadores se reunieron para analizar la situación, atravesada por una serie de fenómenos que, aunque habituales, impactan de lleno en el desarrollo de la actividad.
En principio, las partes desactivaron una bomba que estuvo muy cerca de explotar en pleno fin de semana largo de carnaval. Las empresas debían parte de una suma no remunerativa pendiente y planteaban que era prácticamente imposible afrontar esa erogación, pero finalmente resolvieron hacer un “esfuerzo extra” para evitar una medida de fuerza que coincida con el inicio de las clases.
SUELDOS EN DUDA
Sin embargo, las concesionarias mostraron que la caída en la demanda que caracteriza a los meses de enero y febrero, generó que en las arcas de las empresas no cuenten con lo necesario para afrontar las obligaciones de este mes.
Pero, además, aducen que la reducción de cortes de boleto implica también menos aportes por parte del Estado, que contribuye con recursos por pasajero transportado.
En concreto, los representantes de la cámara aseguran que no podrán hacer frente al pago de salarios y ofrecieron hacerlo en dos veces.
La propuesta es rechazada de plano por los trabadores nucleados en la Unión Tranviarios Automotor (UTA) que ahora esperarán a que se cumpla el plazo, en este caso el 10 de marzo, para definir las acciones por seguir.