Vecinos de Resistencia exigen diálogo y obras prioritarias: denuncian desatención del municipio

Detrás de reclamos concretos se esconde un trasfondo de desencanto: obras millonarias que no resuelven lo urgente y autoridades que no los escuchan.

“Nosotros no pedimos imposibles, solo que se prioricen los problemas básicos”, afirma Luis Ángel Biolchi, vecino del microcentro y presidente de la comisión de la avenida Sarmiento. Allí, una obra de bicisenda avanza sobre un parterre cuyo subsuelo concentra el drama: caños de agua y cloacas con más de 80 años de antigüedad, roturas constantes y servicios deficientes. “Antes de pavimentar encima, ¿nadie evalúa el estado de esos caños? Las próximas roturas obligarán a romper el cemento nuevo. Hubiera sido lógico arreglar lo esencial primero, pero nunca nos consultan”, lamenta.

Como tantos vecinos del centro chaqueño, no sienten que su palabra pese en el municipio. “Nos desayunamos con carteles de obras adjudicadas y ni siquiera fuimos notificados. Proyectos que no reflejan las verdaderas prioridades de quienes vivimos y pagamos impuestos acá”.

En avenida Sarmiento una obra de bicisenda avanza sobre un parterre cuyo subsuelo concentra el drama: caños de agua y cloacas con más de 80 años de antigüedad, roturas constantes y servicios deficientes.

En Villa Centenario el panorama se repite. Fabián Polián, cabeza de la comisión vecinal, pone sobre la mesa la falta crónica de diálogo con las autoridades. “Algo hicieron con la iluminación, pero fue un parche. Faltan programas de inversión de fondo: la mitad del barrio está a oscuras y las veredas, peor. En un lugar con tantos adultos mayores, ¿cómo dejamos el 80% de las veredas intransitables?” reclama.

La bronca también apunta a la falta de mantenimiento: luminarias compradas por los propios vecinos que nunca fueron repuestas, veredas imposibles y baldíos que alimentan la inseguridad. “Presentamos notas, nos dicen que sí, nos atienden con cortesía, pero nunca nos convocan para decisiones de fondo. El municipio debería darle a la comisión vecinal el lugar que le corresponde. Acá nadie cobra por representar a los vecinos; lo hacemos a pulmón, con tiempo propio”.

Ambos presidentes reconocen el valor de las comisiones vecinales: “Fuimos elegidos porque nuestros vecinos confiaron que podríamos ser el nexo con el poder municipal. Pero no podemos ejecutar nada si no nos llaman ni nos escuchan. Pedimos una reunión mensual, queremos participar en la definición de inversiones. Si los recursos públicos se usan para otra cosa, es lógico que la gente desconfíe”.

El llamado es claro: “Queremos que el municipio se acerque, que hable con nosotros antes de largar obras que tienen poco sentido cotidiano. Nos importa el bienestar de nuestros barrios, nuestras familias y nuestra gente. No buscamos banderas políticas, solo cosas concretas”.

Fuente norte

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