Caraguatá: entre la desidia y la esperanza de convertirse en Reserva Municipal

El Parque Caraguatá, ubicado frente al autódromo “Yaco Guarnieri” y a pocos minutos del centro de Resistencia, atraviesa una crisis que combina abandono, uso indebido y desinterés oficial.

Así lo señaló Agustina Ojeda, integrante de la organización Jóvenes por el Ambiente, quien advirtió que este pulmón verde de 77 hectáreas actualmente funciona como depósito policial y municipal, y que desde hace años está cerrado a la comunidad.

UN PARQUE ABANDONADO

“El Parque Caraguatá fue creado hace 25 años y tiene monte nativo, cañadas y humedales. Tenía puente, quinchos, anfiteatro, baños, hasta una pista de patinaje. Todo eso hoy está totalmente abandonado”, explicó Ojeda.

Vehículos secuestrados son depositados en el predio del Caraguatá, un espacio que debería funcionar como pulmón verde para Resistencia.

Según detalló, en los últimos años el predio comenzó a ser utilizado como depósito de vehículos y caballos secuestrados. “Llegó a haber más de 100 caballos. Eso depredó totalmente el parque, abrió senderos donde antes había monte tupido y afectó a la biodiversidad que depende de este espacio”, denunció.

ACCESO PROHIBIDO

Jóvenes por el Ambiente junto con otras organizaciones ambientales llevan adelante campañas para visibilizar la situación y reclamar su protección, pero en el último tiempo se encontraron con impedimentos oficiales: “Desde principios de junio, la Policía Rural directamente nos prohibió el acceso. Presentamos notas, pedimos explicaciones, pero nunca obtuvimos respuesta formal”.

Los caminos del Caraguatá muestran el abandono: barro, pozos y huellas de tránsito pesado.

La activista anticipó que esta semana presentarán un proyecto en el Concejo Municipal para que el parque sea declarado Reserva Municipal. “El Caraguatá es un lugar increíble y es una tristeza verlo devastado”, afirmó Ojeda.

UN PULMÓN NECESARIO

Ojeda remarcó que mantener el parque es vital para la salud ambiental de Resistencia: “Los pulmones verdes regulan el clima, absorben el agua de lluvias intensas, filtran el aire contaminado por autos e incendios de basurales. No hace falta crear un parque nuevo, sino darle al Caraguatá el uso para el que fue pensado”.

Carros secuestrados y autos judicializados ocupan parte del espacio natural.

Finalmente, planteó la dimensión social del reclamo: “Al Caraguatá se llega en colectivo o en bicicleta. Es un espacio público accesible que debería estar abierto para la educación, la recreación y la conservación. Pensar la ciudad que queremos también es pensar en cómo cuidamos lo que tenemos”.

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