El calentamiento global es una realidad a la que nos vamos acostumbrando lentamente de manera poco traumática. La falta de lluvia, los incendios, las olas de calor en pleno invierno son asimiladas año a año hasta volverse una especie de normalidad que llama la atención pero no termina de preocupar.
Nuestros queridos lapachos son también víctima de este fenómeno causado por el hombre y en estos días se niegan a florecer. Para mediados del invierno se produce estacionalmente una explosión de flores y color que en esta ocasión viene demorada, o tal vez no se produzca.
Solo con transitar por la avenida Laprida de la capital del Chaco frente a la vieja estación del ferrocarril Santa Fe se puede ver este fenómeno al que pocos han prestado atención.
El lapacho (Tabebuia impetiginosa) es una de las especies que embellecen con sus flores de distintos colores las ciudades de nuetra región y hoy está de capa caída, y aunque se los puede observar en la costanera correntina, en algunas veredas, parques y plazas su floración actual no es la de otras épocas como cuando adornaba el parque de la Laguna Arguello.
En los últimos días creció la preocupación por el lento florecer de estos árboles. Especialistas indicaron que algunas plantas no han podido perder aún todas sus hojas debido a los bruscos cambios de temperatura.
Los ejemplares se caracterizan por una intensa floración, que comienza hacia el final de los meses fríos y se intensifica durante la primavera; sin embargo, por la variación de las temperaturas algunos árboles no perdieron en su totalidad sus hojas y por ende se retrasa la floración de la especie nativa de Sudamérica y autóctona de la región del NEA.
La ingeniera agrónoma y profesora de Silvicultura en la Facultad de Ciencias Agrarias de la Unne, Claudia Luna, señaló que “el lapacho florece durante los meses de julio a septiembre, la planta pierde totalmente sus hojas antes de la floración. Quizás por las temperaturas aún hay muchos lapachos que ni siquiera han perdido sus hojas”.
En las flores del lapacho se encuentra su máximo atractivo, en Corrientes Chaco y Formosa crecen de color rosado, negro, amarillo y hasta blanco. Pero debido a los cambios climáticos puede que su crecimiento se vea afectado por estos factores, ya que según explican los especialistas en silvicultura, para esta época deberían estar saliendo las semillas de hasta 30 centímetros y que luego se dispersan con el viento.
“Está todo muy alterado, porque para esta fecha ya deberíamos estar cosechando frutos”, expresó Luna.